RELACIÓN FAMILIA ESCUELA

1.       LA RELACIÓN FAMILIA - ESCUELA
La relación entre la familia y la escuela es fundamental, considerando necesario crear un clima de cooperación entre familias, estudiantes y escuela para mejorar el rendimiento académico del alumnado, siendo necesario el respeto y el entendimiento.
La escuela tiene la obligación de fomentar la participación de madres y padres, esto es considerado como un factor de importancia en los resultados escolares de los niños y niñas, ya que para estos es muy importante sentir que están rodeados por adultos que tienen contactos positivos entre sí .
Los dos factores fundamentales que influyen en los logros académicos de los niños y niñas son el nivel educativo de los padres y madres y la calidad del trabajo cooperativo entre familia y escuela (Nordhal 2006)
Otra característica a destacar es la importancia del apoyo social y académico de los padres, ya que la educación es responsabilidad de ellos, siendo conscientes de que el papel de la escuela es apoyar la idea de educación, contribuyendo al aumento de interés por las materias, motivación... Los niños que no sienten este interés por parte de sus progenitores suelen tener enfermedades relacionadas con el estrés.
Hemos de destacar los siguientes niveles de cooperación entre familia - escuela, sugeridos por Thomas Nordahl (2006): 


NIVELES DE COOPERACIÓN:
NIVELES DE INFORMACIÓN:
Nivel 1:
Implica la participación en organizaciones de padres y madres
Intercambio de información en ambas direcciones
Nivel 2:
Entrevistas y acuerdos entre estudiantes-familia-escuela
Comunicación y discusión sobre materias
Nivel 3:
Implica las tareas que la familia realiza a diario en casa.
Decisiones tomadas a través del acuerdo mutuo.

El alumnado con un mayor porcentaje de éxito se corresponde con aquellos que forman parte de familias que mantienen relación, diálogo y participación con el centro; mientras que aquellos alumnos que fracasan forman parte de familias que consideran que la comunicación es unidireccional.
Estas familias mencionadas anteriormente deben de sentirse participativos, influyentes y en última instancia deben de sentirse apoyados por la escuela, siendo importante la idea de aprendizaje recíproco de unos padres a otros, aunque siendo negativo pero real, las escuelas actualmente no tienen demasiado interés en aquellas familias que quieren formar parte activa en la educación escolar de sus hijos.
Siles afirma que existe una conexión entre los fracasos escolares al distanciar la escuela con el hogar.
Sin dejar pasar la importancia del profesorado ya que aquellos docentes que se interesan más por la vida de sus alumnos, lo que nos ayudara a entender la situación de cada alumno en particular, como consecuencia tendrán el aumento de la motivación de estos.
El profesor debe tener generalmente una actitud positiva, considerando un recurso para el alumnado a padres y madres, intentando realizar unos pasos para esta comunicación como llamadas telefónicas, asistencia a tutorías, organizando grupos familiares, realizando contratos de aprendizaje...


      2.       LOS CENTROS EDUCATIVOS MULTICULTURALES Y SUS RELACIONES CON LAS FAMILIAS
En los últimos años, los flujos migratorios han supuesto un incremento de hijos de familias de procedencia extranjera en las aulas escolares. Esta situación demanda un sistema educativo que se constituya en motor de integración intercultural y que  sea capaz de promover y mejorar las posibilidades de integración social de todos (Lozano, 2007). Desde estos planteamientos hemos de considerar que el proceso de inclusión educativa del alumnado de origen extranjero está mediado por la efectividad de la relación de la familia con la vida del centro educativo y su participación en ella.
La escuela es el primer espacio social en el que las personas de origen extranjero son reconocidas como personas y no como fuerza de trabajo o fuente de problemas sociales (Santos, 2009). De hecho, la participación de la familia en la educación de sus hijos es uno de los factores que más ayuda a la inclusión educativa del alumnado de origen extranjero (Informe del Defensor del Pueblo, 2003; Díez Palomar y Flecha, 2010). El sistema educativo debe ejercer un liderazgo en la tarea de ayudar a que las familias de origen extranjero aumenten su compromiso con la educación de sus hijos. En tal sentido, entender que la escuela puede organizarse como una comunidad de aprendizaje supone un importante paso en esta dirección (Essomba, 2006; Torres, 2007).
Pero, ¿están preparados los centros escolares para dar respuesta a la diversidad cultural del alumnado que acogen? Según describen Santos y Lorenzo (2009) en los resultados de una investigación llevada a cabo en la comunidad gallega con familias de origen autóctono e inmigrante que tenían a sus hijos escolarizados en educación secundaria obligatoria, se observa que las segundas afirmaban, en mayor medida que las primeras, que no asistían a las reuniones que convocaba la escuela, o lo hacían en muy contadas ocasiones.
Concretamente, el 86,9% de los padres y el 53,3% de las madres de origen inmigrante estarían en esta situación, frente al 71,2% de los padres de origen autóctono y el 33,3% de las madres. Los porcentajes de participación descienden aún más en el caso de su implicación en las actividades de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA). El 92,3% de los padres y el 85,9% de las madres de origen inmigrante no participa en las actividades de la asociación, o lo hacen poco, y aunque estos altos porcentajes vuelven a repetirse entre las familias de origen autóctono (85,3% y 76,2%, respectivamente), la intensidad del fenómeno es menor en la correlación entre el origen étnico-cultural de las familias y su participación en el entorno escolar, indicando que los padres de origen latinoamericano presentan un menor grado de implicación y participación que los originarios de los países del este de Europa. Sin embargo, su participación es mayor que la de las familias de origen magrebí.


Resultado de imagen de CENTROS EDUCATIVOS MULTICULTURALESEs sabido, como señala Feito (2011), que la inmensa mayoría de las familias desconoce las distintas formas de participar en la escuela, o ésta no facilita su participación. En este sentido, García Fernández y Moreno (2002, 220). A pesar de los beneficios de la participación familiar en la escuela, la realidad en nuestro país es que existen unos índices de participación familiar muy bajos, al menos desde modelos democráticos y participativos

En el artículo “Dando vida me doy vida” se puede observar que es una investigación para hallar cómo las familias pueden hacer todo lo posible para que sus hijos con discapacidad puedan tener una vida plena y con una total dependencia de los mismos.
La investigadora, en un primer momento elimina cualquier prejuicio o preconceptos e inicia una transformación personal, ya que mira el mundo de una forma más real y menos teórica. A continuación de esto, escoge para la investigación a niños de a prescolares y a estudiantes de primer ciclo todos con sus respectivos padres.
Para que la terapia funcione, los padres y madres de los alumnos deben de involucrarse en la terapia y llevarla a cabo en casa, porque entonces no será posible llegar a los objetivos de la misma. Se ha de concienciar a las familias y para ello la terapeuta tiene que conocer a las familias, saber lo que necesitan las familias y acercarse a ellas. Lo que desea realmente para la investigación es que los participantes no sean meros espectadores, sino que sean los propios actores de su vida.
La atención de la investigadora en la terapia es integral, aunque quiere llevarla más allá y cree además que la individualización se crea día a día. Para ello debe de darse independencia a los niños y niñas, que sin querer los padres no se la dan o por motivos de trabajo, el cuidador/a se hace responsable de ellos y no les deja descubrir lo que pueden hacer.
Un problema a destacar sería cómo las familias se enfrentan al tener un niño con discapacidad y en ocasiones los sobreprotegen o los tratan como bebés.

  Ø  Preparando el café
A los encuentros, la investigadora los llamaba así para que fuera más familiar y los integrantes estuvieran más cómodos para que pudieran desenvolverse con más facilidad. De las 14 familias invitadas fueron 9, de las cuales seis asistieron en pareja y tres solo con la madre. Se utilizó una grabación de voz y una cámara fotográfica para la “entrevista”.

  Ø  Degustando el café: Descripción de los encuentros
-          En el primer encuentro lo que se hizo fue conocerse bien y preparar lo que se haría en el resto de los 5 encuentros que quedaban. Algo importante que se dijo fue que la familia y la escuela deben de trabajar simultáneamente y en equipo para mejorar la atención de los alumnos.
-          En el segundo encuentro lo que se hizo es saber lo que es ser padre y madre.
-          En el tercer encuentro los padres contaron algunas experiencias de sus vidas con sus hijos.
     En el cuarto encuentro se propusieron juegos para recordar a los padres lo que hacían en su niñez y así descubrieron lo importante que es la creatividad, la importancia de incluir a sus hijos en actividades diarias y también la percepción que tiene la sociedad con las personas con discapacidad.

En este encuentro emerge con fuerza lo siguiente:
-         Creatividad: se requieren de espacios libres, puros, agradables para fomentar el vínculo, eliminando las frustraciones que se presentan ante las actividades estructuradas.
-         Las familias deben incorporar a los hijos e hijas en todas las actividades familiares.
-         En el quinto encuentro se reflexionaron las ideas de los encuentros anteriores y los padres explicaron cómo era su día a día con sus hijos, el tiempo que les dedicaban, el sentimiento de culpa por no poder darle lo que ellos necesitan, que los hijos en las escuelas están muy bien atendidos, pero por otra parte ellos no consiguen ayuda por ningún sitio…
      En el sexto y último encuentro, concluyó diciendo: “Debemos atrevernos al cambio, enfrentando todas aquellas situaciones que se nos presenten, eliminando el miedo y viviendo con valentía”.


     3.       EDUCACIÓN EMOCIONAL
La educación emocional debe estar presente desde el nacimiento y a lo largo de toda la vida ya que es un proceso educativo, continuo y permanente; con objeto de capacitarle para la vida y con la finalidad de aumentar el bienestar tanto personal como social. Con la educación emocional se pretende mejorar el desarrollo de la persona (físico, intelectual, moral, social, etc.).
Para que la educación emocional se inicie desde el nacimiento, se necesita formación, tanto de las familias como del profesorado. Adquiriendo un mejor conocimiento de las propias emociones; identificar las emociones de los demás; denominar a las emociones correctamente; desarrollar la habilidad para regular las propias emociones, subir el acceso de tolerancia a la frustración; prevenir los efectos nocivos de las emociones negativas; desarrollar la habilidad para generar emociones positivas; desarrollar la habilidad de automotivarse; adoptar una actitud positiva ante la vida, etc.
Para llevar a cabo la educación emocional de forma efectiva, se sigue una metodología práctica, por ejemplo, dinámica de grupos, autorreflexión, juegos, relajación, etc. Todo esto sirve para favorecer el desarrollo de competencias emocionales. Estas competencias favorecen las relaciones sociales e interpersonales, facilita la resolución positiva de conflictos, favorece la salud física y mental, y además contribuye a mejorar el rendimiento académico.


  Algunas competencias emocionales son:
  •      Conciencia emocional: para conocer las emociones propias y de los demás, que se consigue con la observación propia  o de las personas que nos rodean.
  •       Regulación emocional: para dar una respuesta apropiada a las emociones que se experimentan.
  •       Autonomía emocional: sirve para no verse afectado por los estímulos del entorno. Requiere un sana autoestima, autoconfianza, automotivación y responsabilidad. 
  •     Habilidades sociales: facilitan las relaciones interpersonales. La escucha y la capacidad de ponerse en el lugar de otra persona abren la puerta a conductas positivas, que están en un lugar opuesto de actitudes racistas, xenófobas o machistas, que tantos problemas sociales ocasionan.

En definitiva, las competencias emocionales favorecen un clima social  al trabajo en grupo y en las emociones interculturales (cuando estamos con personas de otra etnia, color, cultura, lengua, religión, etc.). Con este conjunto de habilidades, actitudes y valores que promueven el bienestar social y personal, promoverán la felicidad, que es la experiencia de emociones positivas.

                     

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